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Es el pequeño paso que queda por dar, un auténtico golpe en uno de los grandes estadios de la Liga. Julen Lopetegui, en una temporada marcada por el endurecimiento del calendario -algo que insiste en recordar para los olvidadizos hasta el punto de contabilizar a Valdebebas como el 66o partido del año- sigue haciendo historia: tras 13 años, el Sevilla volvió a Arañar algo de su visita al Real Madrid. E incluso podría ser juez de la Liga. Pero se quedó con el resentimiento de que tampoco podría salir victorioso. Empató en el Camp Nou, perdió en el Wanda Metropolitano y volvió a empatar, esta vez de forma dolorosa, en su visita a Alfredo di Stéfano. Perdió una oportunidad única de ganar en el feudo del merengue y, de paso, de reengancharse en la lucha por el título. Pero el agua pasada no mueve molino y hay que mirar los tres partidos que quedan con ilusión.
Porque el Sevilla, este equipo que se clasificó con cinco días de antelación a la próxima Champions League, todavía tiene cosas que decir, a pesar de que se ha descartado de la lucha por la Liga con su derrota ante el Athletic, sobre todo, y su empate en Madrid. Después de no tener más nada que decir sobre el título, le quedan dos preguntas importantes: el honor de terminar lo más alto posible, ganar todo lo que pueda en la persecución además del récord de puntos: tiene 71 y está en 76, con 9. para llevar. -; e intentar adelantar a Barcelona o Madrid, mejor que éste, porque significaría que sería uno de los cuatro equipos que tendrán el privilegio de disputar la Supercopa de España, es decir, la posibilidad de ganar otro título y de llevarse un poco de crematismo. Tercero, detrás del Barcelona, el Sevilla jugará la Supercopa.
Apuesta por el Atlético
Incluso desperdiciando esa oportunidad de oro de ganar en Madrid, con ese gol de rebote de Hazard en el minuto 94, el Sevilla sigue a cuatro puntos de sus dos antecesores en la tabla. Y la verdad es que Real Madrid y Barcelona han mostrado mucho cansancio. Los empates de la jornada decisiva, además, pueden desinflarles en la lucha por el título, que ahora está en manos de lo que hace el Atlético de Madrid, que juega dos partidos en casa, ante Real Sociedad y Osasuna, y el último en casa. , quizás el más difícil si la lucha por la permanencia sigue abierta, en Valladolid. En cambio, el Madrid tiene que jugar dos partidos fuera de casa, en Granada y Bilbao, antes de recibir al Villarreal, que estará pensando en la final de la Europa League contra el Manchester United tres días después, el 26 de mayo.
Las espadas, con la distancia de dos puntos entre el líder y sus dos perseguidores, permanecerán altas hasta el último día si ninguna de las tres desaparece. Pero el Sevilla también está obligado a ganarlo todo en caso de que el Barcelona y, sobre todo, el Madrid, pinche en la penúltima o penúltima jornada y se desinfle definitivamente en la lucha por el título, lo que dejaría abierta la posibilidad de asaltar la tercera plaza. .
Es difícil y los primeros en saberlo son los futbolistas, que también tienen ese otro premio menor al alcance de lograr el récord histórico de puntos. En Madrid ya lograron atrapar uno de los 72 que logró el Sevilla de Sampaoli en la temporada 16-17, un récord que aparece como el segundo más alto de la historia del club. Contra el Valencia lo pueden superar para situarse a dos de los 76 que consiguió el Sevilla de Emery en la temporada 14-15.
Sin ‘9’ en un partido clave
El Madrid ya está en el pasado, por tanto, aunque también deja varios frentes abiertos a la reflexión, como la gestión de Lopetegui y sus delanteros en un partido decisivo. Es difícil imaginar que Atlético, Barcelona o Madrid afrontarían un partido tan decisivo por el título de Liga sin Luis Suárez, Messi o Benzema. Y es exactamente lo que hizo Lopetegui, superando las enormes distancias, sentando a En-Nesyri y De Jong y apostando por Papu Gómez.
La opción de jugar sin 9 fue una forma de demostrar una concepción del juego. Pero es difícil no deducir también que esta plantilla, que no cuenta con un 9 capaz de ofrecer el juego fuera del área que su entrenador exigió en ese momento concreto y clave, tiene su techo. Quizás por eso le pedía demasiado para luchar de verdad por el título de liga, aunque era muy bonito.
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