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Se adelantaron al Sevilla como candidato al título y quizás también se haya eliminado demasiado rápido. Es cierto que es muy complicado, pero estamos hablando de una secuencia de puntos a los que se puede llegar cuando hay dos tropiezos. Más tras el empate de ayer entre dos de los favoritos.
Indudablemente, habiendo sumado los tres puntos ante el Athletic El pasado lunes, aunque sea uno, estaríamos hablando de algo muy diferente, pero que nadie elimina a Lopetegui de las piscinas porque todavía puede haber sorpresas. Y no solo hay un primer lugar para coronar, sino que también hay otros dos grandes premios de consolación que darían a los Nervionenses mucho más prestigio del que ya han ganado.
Esa es la versión idílica en la vista previa de hoy. Entonces es cierto que la realidad suele venir a la hora de visitar el Realísimo. Decisiones de arbitraje que raya en la tiranía, desconexiones que ante un adversario como el que entrena Zinedine Zidane pagan caro y en el tiempo que tarda en pasar una estrella fugaz … Todo ello dificulta aún más el gol, que tantas veces se ha escurrido de las manos del Sevilla en trece años pues aquí casi se ha convertido en un clásico el de jugar al Real Madrid cara a cara en el Santiago Bernabéu y acabar magullado y desnudo en el Paseo de la Castellana.
La Alfredo di Stéfano, o Valdebebas Para los que así lo prefieran, no es el fabuloso Coliseo de Chamartín con sus escarpadas gradas repletas de madridistas, un escenario con un sonido que hasta lastima los oídos de los rivales. Y eso es un plus para un equipo que, sobre todo, ha dado pasos de gigante en los últimos años para acercarse a los grandes presupuestos de la Liga si se comparan resultados deportivos por delante de los pecuniarios.
El Sevilla quiere gritar fuerte y claro que todavía tiene mucho que decir en esta Liga, aunque los merengues han dependido de sí mismos desde ayer para cantar el alirón. De momento lo que acaba de cantar es el réquiem de su etapa en la Champions, con monedas de diez centavos y algunos comentarios sobre una reacción demasiado halagadora de Hazard. Ganar cuatro partidos seguidos no es fácil en esta liga. El Sevilla lo ha hecho, no hace mucho y hasta el cinco, pero sobre todo porque está decidido a evitar al que es, de momento, su primer y más directo rival en el siguiente objetivo: ser tercero y ganarse el derecho a jugar el Supercopa de España por primera vez en el nuevo formato cuádruple.
Lopetegui va con todo. Con todo lo que le importa, porque dejó a Munir (5 minutos en los últimos 7 partidos) en Sevilla, mientras que una vez más Sergio Ramos se borra ante su ex equipo -también se lesionó en la ida-, esta vez con un nuevo lesión muscular.
El Sevilla acude a la cita para demostrar que no está en chanclas y si tiene que morir matando, mucho más contra el Real Madrid, con gusto lo hará. Algunos ya lo han calificado como el juez de la liga, pero dentro del vestuario se resisten a pensar que tampoco tienen posibilidades de formar parte de él. Y si al final no lo son, porque la empresa no es nada fácil, entonces ir lo más lejos posible quien se quede en la carretera …
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